¿Qué es el síndrome cognitivo atencional?
¿Qué solemos hacer cuando algo nos genera malestar emocional? Depende de la persona. Hay algunas que tratan de poner en marcha estrategias activas de regulación emocional, pero también hay otras que ponen en marcha un patrón de pensamiento ineficaz. Si algo les preocupa, les enfada o les entristece, se queda en sus mentes y no dejan de darle vueltas una y otra vez.
¿Esto nos ayuda a que esas emociones negativas desaparezcan? Al contrario. De esta forma, aquello que nos genera malestar está presente y no se va de nuestra mente, lo cual nos provoca entrar en una espiral en la que nos sentimos cada vez peor. El problema es que no siempre somos conscientes de cómo entramos en este círculo vicioso inservible. Y si lo somos, no sabemos cómo pararlo, ¿verdad?
“Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos”.
-Buda-
¿En qué consiste el síndrome cognitivo atencional?
Desde la psicología cognitiva se defiende que la forma en la que procesamos la información y los pensamientos que tenemos respecto a las situaciones son las que determinan nuestra experiencia emocional. Es decir, el tratamiento que hagamos de nuestros pensamientos “emocionales” influye de forma notable en nuestro malestar. Y existen diversas formas, más y menos efectivas, de manejar esta experiencia interna.
Así, no se sentirá igual la persona que trate de flexibilizar sus pensamientos y de buscar soluciones a lo que le preocupa o le entristece que aquella que se quede enganchada a estas ideas y emociones negativas y les dé vueltas sin ningún fin en concreto. Este último ejemplo se corresponde con lo que les pasa a aquellos que presentan el síndrome cognitivo atencional.
En el síndrome cognitivo atencional aparece un patrón de pensamiento que nos hace mantener tanto las emociones como las ideas negativas que aparecen en nuestra cabeza. ¿Por qué? Porque se dan una serie de procesos metacognitivos que hacen que este círculo vicioso no varíe y se cronifique.
“No existe nada bueno ni malo; es el pensamiento humano el que lo hace aparecer así”.
-William Shakespeare-
¿Cómo es el procesamiento cognitivo en el síndrome cognitivo atencional?
Así, el síndrome cognitivo atencional se caracteriza porque ponemos en marcha un patrón de pensamiento que incluye estrategias de rumiación, de preocupación, de atención fija y de afrontamiento negativas. Veamos el proceso con detenimiento.
En primer lugar, nuestro sesgo atencional se encuentra fijado en aquellos estímulos o situaciones que nos generan malestar. Al estar nuestra atención más “alerta” ante aquellos eventos negativos para nosotros, provoca que su saliencia sea mayor que la de los positivos (aunque estos también se den). Es decir, un evento tiene que ser mucho más positivo en grado que uno negativo para que lo computemos y lo contemplemos a la hora de responder a “¿cómo nos va?”.
Además, una vez que esto se nos hace presente, nos quedamos dando vueltas al respecto sin que podamos quitar nuestra atención de estos pensamientos negativos y de estas preocupaciones. Por último, el proceso se perpetúa por la falta de estrategias de regulación emocional adaptativas.
“Lo peor que puede pasarle a un hombre es llegar a pensar mal de sí mismo”.
-Goethe-
¿Qué consecuencias puede tener el síndrome cognitivo atencional?
Este masticar inútil de los pensamientos negativos genera que aparezcan problemas de depresión y de ansiedad. Respecto a la depresión, el síndrome cognitivo atencional supone que se perpetúe la triada cognitiva negativa (pensamientos negativos sobre uno mismo, sobre el mundo y sobre el futuro) característica de este trastorno. De esta manera, las personas con depresión se hacen preguntas como “¿por qué me siento así?”, las cuales responden haciendo atribuciones que les implican de manera negativa y no circunstancial (Ej. “Hay un fallo en mí” en vez de “Me siento así porque estoy pasando un momento de mucho estrés”).
Este proceso se repite continuamente, de forma que se vuelve cada vez más automático y dificulta que los cambios positivos que puedan darse “calen” en la persona, a quien le cuesta mucho llegar a percibirlos. Por otro lado, en los problemas de ansiedad se da un sesgo atencional sobre los posibles peligros que puedan aparecer. Este “monitoreo de amenazas” se manifiesta mediante pensamientos rumiativos del tipo “¿y si pasa esto…?”.
El problema es que no se da vueltas a la cabeza para buscar una solución y ponerla en marcha en caso de que se dé el peligro realmente. Por el contrario, la persona queda dando vueltas a esa posibilidad de que llegue a pasar algo malo. De esta manera, la ansiedad aumenta y una posible intervención se complica. Además, esto conlleva que se eviten las situaciones en las que puede llegar a darse el peligro.
Así, es muy difícil que la persona llegue a tener experiencias realistas que se contrapongan a los pensamientos infundados de amenaza. En definitiva, el síndrome cognitivo atencional dificulta la ya de por sí difícil tarea de flexibilizar nuestros pensamientos cuando algo nos genera malestar, por lo que es importante ser conscientes de ello para poder manejarlo y recuperar nuestro bienestar.
Por Laura Reguera
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