Uno de nuestros mayores deseos es alcanzar la felicidad. Nos pasamos la vida tras de ella. Solemos elaborar nuestras propias ideas sobre lo que debería suceder para ser feliz, “Cuando consiga…. seré feliz”, “Cuando termine…. seré feliz”. Así, nuestra felicidad queda condicionada al logro de algo externo. Paradójicamente, son este tipo de creencias sobre lo que nos dará la felicidad nuestro mayor obstáculo para alcanzarla.
Algunos mitos sobre la felicidad:
- La felicidad es el estado natural del ser humano. Las estadísticas lo desmienten. Sin embargo, muchas personas viven convencidas de que todos son felices menos ellas; lo que hace que aumente su propia infelicidad.
- El dolor emocional es algo anormal, una debilidad. Así, cuando, inevitablemente, experimentamos pensamientos y sentimientos dolorosos, luchamos para no sentirlos y nos autocriticarnos por ser frágiles, ya que no “deberíamos sentirnos así…”
- Para ser felices, tenemos que deshacernos de los pensamientos negativos y en su lugar poner pensamientos y sentimientos positivos. Los pensamientos o sentimientos no son ni negativos ni positivos. Son agradables o desagradables y, ambos, son naturales en el ser humano. Nos dan información valiosísima de cómo nos encontramos. Es imposible no experimentar algún sentimiento incómodo.
- Deberíamos ser capaces de controlar lo que pensamos y sentimos. Es cierto que podemos observar nuestro diálogo interno y transformar aquellos pensamientos que nos causan sufrimiento por otros que nos ayuden a mejorar y aceptar nuestra realidad. Pero no sirve de mucho llenarnos la cabeza de frases positivas y motivadoras si para nosotros carecen de sentido. En cambio, tenemos una enorme capacidad de control sobre nuestros actos. Y es actuando como se crea una vida rica, plena y llena de sentido.