¿Cómo gestionar el exceso de empatía?

La empatía, esa capacidad para ponernos en el lugar del otro, es una cualidad deseada. Se supone que desarrollarla nos confiere una ventaja adaptativa y nos hace mejores en nuestra vida social, laboral,… 

Sin embargo, la empatía no siempre es buena. Un exceso de empatía puede perjudicarnos y causarnos un gran desgaste emocional.

Si esto te sucede, ahí van algunos trucos:

  1. Céntrate en tus necesidades: no relegues siempre a un segundo plano tus intereses para priorizar los de los demás. Por tu salud física y mental, mide cuanta capacidad de ayuda tienes para la otra persona.
  2. Sus problemas no son los tuyos: tomar distancia con una persona ayuda a reducir la intensidad de la empatía y es más fácil pensar en soluciones más útiles.
  3. Si ya has empatizado y te has contagiado del sentimiento ajeno, relativiza el sentimiento. No te lo tomes tan en serio y usa el humor.
  4. Establece límites: Los vampiros emocionales, narcisistas, personas descontroladas e iracundas o muy autocompasiva son perfiles a evitar en nuestras relaciones interpersonales. Si no tienes más remedio que tratar con ellos, establece unos límites para que no se aprovechen de tu capacidad empática y caer en su juego.
  5. Reserva un tiempo y un espacio para ti: Estar solos en calma ayuda a recargar la energía que hemos perdido por empatía a lo largo del día.

Recuerda: ser muy empático no es sinónimo de ser buena o mejor persona. No caigas en el “buenismo” y aprende a cuidarte.