Sueño imposible

 La cama nos deja a solas con nosotros mismos. Durante la noche se liberan angustias y deseos reprimidos.Cuando el psiquismo se siente asediado por ellos, surge el insomnio. 

Dormir es imprescindible, pero en muchas ocasiones no conseguimos un sueño reparador. Nuestro cuerpo debe descansar, pero nuestro psiquismo no se detiene nunca. Freud descubrió el inconsciente investigando el origen de los sueños. Todo sueño tiene su sentido, que solo se conoce después de ser interpretado y que se refiere a la realización de un deseo censurado por la conciencia.

Si nuestro psiquismo está cargado de preocupaciones y nuestro «yo» no logra controlar las excitaciones que esa carga representa, el sueño se altera. Una sobrecarga que se enlaza con antiguos deseos no resueltos que intentan expresarse. Mientras dormimos, y aunque al despertar no nos acordemos, se liberan angustias y deseos reprimidos que habitan nuestro inconsciente. Nuestro «yo» no puede defenderse de todos esos deseos que le asustan, sobre todo cuando se encuentra frágil. De ahí que intente no soñar y, en consecuencia, no dormir.

Eva se había quedado viendo la televisión hasta tarde. Era una forma de disimular lasdificultades que tenía para conciliar el sueño y que aparecían justo cuando se metía en la cama. Su situación laboral pasaba por momentos difíciles, estaba preocupada por su hija adolescente y se sentía sola porque apenas podía contar con su pareja. Además, metida en la cama, solía recordar a su madre, fallecida el año anterior, quejándose de todo lo que tenía que hacer y lo mal que dormía.

Eva tenía 43 años y nunca había sufrido insomnio. Pero durante esta primavera habían aparecido los problemas para conciliar el sueño, se despertaba a cada rato y desde las cinco de la mañana ya no volvía a coger el sueño. Comenzó a sentirse deprimida y acudió a una psicoterapia. En una de las entrevistas, cuando enumeraba la cantidad de vueltas que daba en la cama, además de la imposibilidad de pegar ojo a partir de las cinco, la psicóanalista le preguntó qué se le ocurría si pensaba en esa hora.

Cuentas pendientes

Ante esta pregunta, Eva se quedó en silencio y comenzó a relatar la muerte de su madre, que sucedió un 12 de abril a las cinco de la madrugada. Mientras dormía, una llamada la despertó desde el hospital donde su madre estaba ingresada por una operación de cadera. De repente, había empeorado y se encontraba en coma. Eva salió corriendo, y cuando llegó había muerto.

«Hubiera querido despedirme y no pude. Siempre me he sentido mal por no haberme quedado con ella esa noche, pero no tiene nada que ver con que yo me despierte a esa hora y luego no pueda morirme de nuevo», dijo Eva al recordar.

Evidentemente, había tenido un lapsus. Había querido decir dormirme, no morirme. Continuó hablando y aquella noche logró dormir.

Lo que le sucedía a Eva era que, por fin, había puesto en palabras el miedo que no la dejaba dormir. El deseo de unirse a su madre, la identificación con ella y el dolor por la pérdida se hacían presentes para Eva en el primer aniversario de su muerte. Se identificaba con ella en su insomnio: así estaban unidas y también pagaba la culpa por la rabia que sentía contra su madre, pues no podía evitar sentirse abandonada. No había elaborado el duelo.

Las perturbaciones del sueño se basan en la imposibilidad de un relajamiento interno. Cuando ciertos conflictos del pasado no han sido elaborados, se manifiestan durante el sueño o en los momentos que lo preceden, porque en esos instantes de soledad cobran un relieve especial. Todo lo íntimo y lo inconsciente intenta expresarse. Por otra parte, la repetición de pesadillas, cuando se ha sufrido un trauma, es una manera de ir desgastando la excitación sufrida. El «yo» más primitivo controla el mundo externo repitiendo lo que antes fue experimentado de forma pasiva. Los sueños de repetición son, en realidad, una forma de control.

El sueño presupone un estado de relajación, por eso el insomnio es uno de los síntomas de la excitación no controlada.

Claves

– Insomnio por intoxicación emocional: se da cuando nuestro psiquismo está sobrecargado de afectos no expresados.

– Por estrés o cansancio excesivo.

– Por una expectativa ansiosa: la espera de un acontecimiento impide al psiquismo relajarse.

– Por aniversarios del corazón: nuestro inconsciente no olvida esas fechas.

– Fobia al sueño: se sufre después de una pesadilla traumática.

Las palabras:  Resto diurno

Se llama así a los elementos poco transcendentes del día anterior que aparecen en el sueño. Estos detalles están asociados a lo que intenta expresarse en el sueño. Hechos susceptibles de convertirse en resto diurno son: lo que no pudiste acabar durante el día, algo que nuestro pensamiento no pudo elaborar, y lo que ha sido rechazado y reprimido.

Por Seamos felices

Detrás del IAA, estamos Ana y Nuria, psicólogas, hermanas y emprendedoras de este proyecto.

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